09 Dic, 2020

Miles de toneladas de naranjas Navelina se están derivando en España a la industria

La gran cantidad de calibres pequeños de naranjas Navelina y la eclosión de la ‘clareta’, una alteración de la corteza de la fruta que se manifiesta con abultamientos en la piel, están provocando que decenas de millones de kilos de naranjas Navelina se estén derivando directamente a las fábricas procesadoras de zumo industrial tras su cosecha.

Las firmas comerciales dejan de coger esta variedad porque la calidad externa ha evolucionado en una mayoría de los casos con deficiencias que hacen cada vez más difícil su venta en fresco tanto el interior de España como el de cualquier otro país, porque las exigencias de las cadenas de supermercados son las mismas.

La naranja Navelina es la más sensible al creasing o ‘clareta’ y en las últimas semanas se ha registrado una verdadera explosión del problema, del que nadie sabe a ciencia cierta las causas seguras y mucho menos el remedio, aunque hay algunas prácticas de mitigación.

La consecuencia inmediata es que la Navelina es rechazada por los compradores en fresco, salvo casos puntuales donde se mantiene un razonable nivel de calidad. Se rehacen contratos, o simplemente se incumplen por la parte compradora que deja ‘colgado’ a los agricultores, quienes se ven abocados al recurso último de la industria transformadora, lo que se traduce en precios paupérrimos: los corredores que proliferan por los pueblos citrícolas y compran naranjas para la industria pagan tan solo 9 o 10 céntimos por kilo.

Ante la proliferación de agricultores que quieren quitarse de encima la fruta problemática, cuanto antes y a como sea, se han montado con rapidez sistemas logísticos que acuden a liquidar fincas enteras de naranjas de esta variedad. Utilizan contenedores que los camiones depositan en el suelo para facilitar su carga y luego los recogen cuando ya están llenos. Los corredores de las fábricas aportan las cuadrillas de cogedores y los acuerdos rápidos con los propietarios se hacen a base de que quedan para ellos tan solo tres céntimos por kilo.

Así, el desastre está servido de nuevo; al menos por el momento.

 

Fuente: Freshplaza.