En los últimos 25 años la producción de cítricos en España ha crecido un 50%, pasando de 5.000.000 de toneladas a las 7.500.000 actuales, pero durante ese periodo se han producido cambios destacables no solo en la localización de la producción, sino en el parque varietal y en los modelos de las explotaciones, como indica el consultor Paco Borrás en Las Provincias.
Al principio la Comunitat Valenciana representaba un 70% de la producción y Murcia y Andalucía un 30%, mientras que en estos momentos, el reparto es 50% y 50%. Se ha crecido en variedades de mandarinas con royalties, en naranjas tardías tanto Navel como nuevas Valencia Late y en limones. No obstante, los malos resultados han llevado a los productores a abandonos importantes en pequeñas parcelas, mayoritariamente en las zonas clásicas de minifundio de Castellón y Valencia y, sobre todo, en aquellas plantadas de clementinas y Navelinas, y no tenían acceso ni a las nuevas variedades de club ni a mejoras en la mecanización.
De hecho, en España se han perdido 47.840 explotaciones de cítricos de menos de 20 hectáreas, que han supuesto la desaparición de 43.582 hectáreas. Por el contrario, se han incrementado en 771 las explotaciones de más de 20 hectáreas conllevando un crecimiento de este tipo de explotaciones en 39.015 hectáreas.
Estos cambios han conducido a que, mientras en la Comunitat el 80% de las explotaciones siguen siendo inferiores a 20 hectáreas, en Andalucía solo ascienden a un 20% y en Murcia a un 25%.
Destaca asimismo el cambio que se ha dado en el número de almacenes comercializadores de cítricos: en el año 1992, cuando la producción ascendía a 4.500.000 de toneladas, había más de 700, y en estos momentos con una producción de más de 7.000.000 de toneladas solo hay 260.
No obstante, como señala Borrás, el futuro de los cítricos españoles está más que asegurado. Se comercializan y exportan a más de 90 países. En Europa cuentan con un mercado de 600 millones de consumidores, la mayoría de los destinos sin aranceles ni aduanas físicas ni problemas burocráticos (hasta el brexit se ha resuelto a favor) y la distancia desde los almacenes a los grandes centros de consumo es de 48 a 72 horas.
Tienen un calendario relativamente bien equilibrado de 9 meses de octubre a junio, subraya, y su seguridad alimentaria está fuera de toda duda por las estrictas normas de cultivo de la Unión Europea. El cultivo de cítricos es de por sí sostenible y la huella de transporte de los cítricos españoles está entre las más pequeñas del resto de productores de cítricos del mundo, solo por detrás de Italia, explica Borrás.
Fuente: Freshplaza.