08 Jun, 2021

«Egipto irrumpió temprano e inundó Europa con una producción que ha superado ya a la española»

“Rematamos una campaña en la que todo venía de cara: producción, calidades, consumo, expectativas de precios, pero lo que ya veíamos asomar al vértigo de nuestros temores hace años, ese Egipto como nuevo competidor de naranjas tardías, irrumpió temprano, allá por febrero e inundó Europa, con una producción que ha superado ya a la española, eso sí, a precios con los que no podemos competir dados sus costes de producción inferiores”, escribe Manuel Altava, vicepresidente 2.º de Asaja Sevilla, en Agrónoma.

“Esto ha provocado una ralentización del ritmo de venta final y por tanto de cogida, con las dificultades que ello conlleva para cerrar o cumplir tratos, para mantener la calidad de la fruta y asegurar la producción de la campaña próxima”.

“Pero aun así no es un año para llorar, sino para sentir orgullo, ya que hemos sido un sector que ha sabido salir adelante en estas dos campañas marcadas por tantas nuevas adversidades que se han sumado a toda una serie de retos que venimos afrontando en la última década”, subraya Altava.

“Termina así una campaña con la misma sensación, pero más intensa que nunca, de que es un fin de época. Cada vez se hace más patente que el agricultor, como tal, como siempre lo hemos entendido, tiene sus días contados, que o se convierte en un empresario agrícola o difícilmente podrá cumplir los cada vez más numerosos y sangrantes requisitos impuestos por: una PAC cada vez más compleja, más difícil de cumplir; una distribución cada día más rigurosa, más difícil de servir; una administración cada ejercicio más fiscalizadora, más difícil de sobrellevar; una clientela cada vez más exigente, más difícil de satisfacer; unos costes cada día más gravosos, más difíciles de contener; un clima cada año más extremo, más difícil de combatir. Y todo ello, con menos sentido común cada día, más difícil de entender”.

“Estamos ahora inmersos en la recolección de melocotón y nectarina. Cultivos que se desangran en la Vega del Guadalquivir como antes hicieron el tabaco o el espárrago; y la comparo (en lo que para mí ha sido un suspiro de 40 años ya) con aquellas cuando salía al amanecer los fines de semana con mi padre a la gran aventura de manejar con Nicolás un carro para sacar y cargar la fruta al camión”.

“Mucho se ha andado desde entonces, hemos concentrado en 40 años lo que en países ‘más adelantados’ llevaban haciendo desde mucho antes, pero me asalta la certeza, más que la duda, de que esta prisa necesaria aparte de traernos progreso social, técnico y tecnológico, también nos ha traído olvido y desapego a una forma de vida auténtica que parece ya muy lejana y que a muchos se les aparece ahora como un descubrimiento de algo ancestral”, plantea Altava.

Fuente: Freshplaza.