Chile está saliendo de una temporada de clementina complicada y la temporada de limón tampoco ha sido la mejor de la historia del país. “En general, ha sido un año difícil”, afirma José Manuel Ortiz, de San Osvaldo, una empresa citrícola integrada verticalmente radicada en Chile. Un poco mayores son las esperanzas puestas en la temporada de mandarina, cuyos envíos continuarán hasta finales de septiembre.
Clementinas
Ha sido una tormenta perfecta de acontecimientos que se han traducido en una temporada de clementina muy complicada. En primer lugar, la grave sequía que afecta al país desde hace cinco o seis años ha dado como resultado una menor disponibilidad de agua que nunca antes. Aunque algunos agricultores tienen más agua que otros, en general la falta de lluvia está desembocando en un menor suministro de agua. La situación hídrica va un poco en función del caso, ya que la disponibilidad depende del valle en el que esté situada la explotación. El norte, por ejemplo, donde se ubican las fincas de clementina de San Osvaldo, se encuentran en una situación crítica en cuanto al suministro hídrico. “Este año, hemos tenido menos acceso al agua que en años anteriores”, dice Ortiz. Como resultado, los árboles no han recibido la cantidad de agua necesaria, lo que ha afectado a los calibres. “Las clementinas han sido un poco más pequeñas este año, mientras que nuestros clientes del retail prefieren calibres más grandes”. Esto ha repercutido en la demanda, pues alrededor del 95 por ciento de las clementinas de Chile se exportan a los Estados Unidos. “Para nosotros, es un mercado natural, pero, sin duda, es un mercado muy exigente”. En respuesta a la persistente sequía, la estrategia de San Osvaldo es priorizar las mejores fincas. “Arrancaremos los árboles más viejos y menos productivos para asegurarnos de que nuestros árboles de alta productividad reciban suficiente agua. Tendremos que olvidarnos de algunas fincas porque no tenemos ninguna seguridad en lo que al suministro hídrico respecta”.
Además de unos calibres más pequeños, la demanda en el primer tramo de la temporada se redujo todavía más por el solapamiento con la temporada de Murcott californiana. “La temporada de California se alargó más de lo esperado, por lo que todavía quedaba mucha fruta californiana en el mercado cuando Chile comenzó con los envíos. Como resultado, los pedidos se retrasaron”. Además, el volumen de producción de Chile ha subido; se estima que esta temporada se ha enviado un 30-33 por ciento más que la anterior. En resumidas cuentas, la combinación del aumento de la oferta y la menor demanda con respecto al año pasado ha empujado los precios a la baja.
Como si no fuera suficiente, a estas complicaciones se suma el aumento de los costes de los insumos. “Los costes de la mano de obra, el transporte y el material de embalaje han subido”.
Limones
Después de las clementinas, la cosecha de cítricos de Chile continúa con los limones. Se encuentran en el último tramo de la temporada y solo quedan de dos a tres semanas de envíos (a fecha de 20 de agosto de 2021). “Por suerte, los limones han sido más estables que las clementinas este año”, indica Ortiz. Aunque los Estados Unidos son el principal mercado para los limones chilenos, el país también ha podido aprovecharse de la apertura de China a los cítricos de Chile. “Esta es la segunda temporada que exportamos a China y tenemos ventaja sobre países competidores como Argentina y Sudáfrica”, comenta Ortiz. A diferencia de estos países, los limones de Chile no tienen que someterse a un tratamiento de frío para entrar en China. Mientras que otros cítricos de Chile disfrutan de la misma ventaja, el país no puede sacarle el máximo partido. “Para las naranjas y las clementinas y mandarinas, Chile todavía tiene que hacer un poco de trabajo en cuanto al cultivo de un producto capaz de competir con el de países como Perú, Sudáfrica y Australia. Tenemos que trabajar en el color, el contenido de azúcares y el calibre correcto. En términos cualitativos, el mercado chino es de alta gama y tiene altas expectativas, y podremos enviar más fruta una vez nuestra calidad esté a la par con la de los países productores competidores”, explica. En cuanto a los limones, Chile es capaz de ofrecer un producto atractivo de un color amarillo vivo que se está encontrando con una buena aceptación en el mercado chino.
Pese a ofrecer un producto de alta calidad, las exportaciones a China no han sido tan buenas como el año pasado durante el principio de la temporada. “Este año, hemos visto que muchos más competidores de Chile han puesto rumbo a China. Por fortuna, la segunda mitad de la temporada ha sido mejor”.
Repercusiones de unos tiempos de tránsito más largos
Pese a que la calidad de los limones satisface las expectativas del consumidor tanto en los Estados Unidos como en China, llevar el producto al país de destino ha sido un verdadero desafío este año. “Hemos estado sufriendo una disponibilidad de contenedores limitada, tiempos de tránsito más largos y retrasos en los puertos”, cuenta Ortiz. “Es algo a lo que no estábamos acostumbrados, pero nos hemos visto obligados a adaptarnos”. En algunos casos, las salidas desde Chile se han retrasado, mientras que otras veces se han tardado 10 días en descargar los contenedores en el destino final. Los retrasos en los puertos han predominado especialmente en la costa oeste de los Estados Unidos, y están empezando a surgir problemas también en la costa este del país. Los envíos a China, por otro lado, han sido más fluidos. Los tiempos de tránsito más largos han afectado verdaderamente a la temporada de clementina. “Las clementinas son más sensibles y tienen una vida útil más corta que los limones. Como resultado, el porcentaje de uso ha sido más bajo que el año pasado. Afortunadamente, los limones han aguantado mejor y se han visto menos afectados por las demoras en los envíos”.
Mandarinas
En el último tramo de la temporada citrícola de Chile llega la cosecha de mandarinas, que comenzó a principios de agosto. “Esperamos una buena temporada de Murcott, en parte porque la situación hídrica es mejor que en el caso de las clementinas”. Las mandarinas se cultivan en la parte sur-centro de Chile, donde hay más agua disponible. La mayoría del producto se envía a los Estados Unidos y se esperan llegadas hasta mediados de octubre. Después, el mercado estadounidense recurrirá principalmente al producto nacional cultivado en California.
La tormenta perfecta de la temporada se completa con una falta de mano de obra. “Toda la fruta se recolecta a mano y estamos teniendo problemas para encontrar personal para recolectar la fruta a tiempo”, comenta Ortiz. “Necesitamos personas con habilidades especializadas y ha sido un reto encontrarlas”. Si bien las empresas han incrementado los salarios, esto no está resolviendo la escasez. El motivo de esta carencia podría ser el aumento de las ayudas gubernamentales durante la COVID, lo que podría alentar a la gente a quedarse en casa. Además, la menor llegada de mano de obra extranjera al país también repercute en la disponibilidad de trabajadores.
“Aunque seguimos luchando esta temporada de cítricos, tenemos altas expectativas puestas en que la próxima temporada sea buena. Nos recuperaremos y seguiremos adelante”, concluye Ortiz.
Fuente: Freshplaza.