22 Jun, 2020

Investigan el poder de los cítricos contra el COVID-19

El consumo de dichos alimentos puede favorecer las condiciones de resistencia y supervivencia ante el contagio de la enfermedad, según el doctor en Biología por la Universidad de Sevilla, Alberto García Quintanilla. 

Mientras toda la comunidad científica se afana a contrarreloj en estos días en hallar la vacuna contra el nuevo patógeno SARS-CoV-2, el doctor en Biología y profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Sevilla, Alberto García Quintanilla, quiere aportar su grano de arena frenando la velocidad de contagio para facilitar la contención de la pandemia, a través de un proyecto presentado al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades de España.

En él postula que la ingesta de sustancias naturales (presentes sobre todo en cítricos y frutos rojos) ayudaría a reducir la expresión de las proteínas humanas receptoras del virus ACE2 y CD147, reduciendo así la posibilidad de que el virus entre las células. “Confiamos demostrar que el consumo de cítricos y derivados del limón disminuye el riesgo de contagio y mejora el pronóstico en caso de estar infectado”.

El proyecto SARS-CoV-2 pretende evaluar la capacidad antiviral de los compuestos flavonoides (metabolitos secundarios de las plantas con propiedades beneficiosas) contenidos en los cítricos y sus derivados enriquecidos en particular, a fin de prevenir la infección por el virus en la población general y reducir la tasa de contagios. Asimismo persigue evaluar su uso a dosis más altas como suplemento natural en las dietas de los pacientes, con objeto de estudiar si su pronóstico mejora, acortan su estancia hospitalaria o presentan síntomas más leves.

García Quintanilla sostiene que dichas sustancias naturales pueden resultar una buena medida profiláctica complementaria para frenar esta pandemia del coronavirus que azota ya a la práctica totalidad de la ecúmene mundial. Así lo ha expuesto en la idea central del proyecto enviado al Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), dependiente del ministerio que tutela Pedro Duque a través del fondo COVID-19 destinado a financiar investigaciones sobre el virus SARS-CoV-2 y la enfermedad que éste provoca, el CoVID-19.

La propuesta tiene su punto de partida en el estudio realizado hace pocas semanas con el superodenador más potente del mundo, que analizó la capacidad de unión de más de 80.000 compuestos (fármacos, metabolitos y compuestos naturales) a la proteína S de la superficie del SARS-CoV-2 (que forma la corona del virus), o bien a la interfaz de ésta con su receptor humano ACE2, para interferir en la unión entre ambos. De los 47 ligandos hallados por encima del umbral en último caso, 21 han sido aprobados para su uso en humanos. De estos últimos los propios autores destacan cuatro, entre los que se encuentra la flavanona eriodictyol, presente en la Yerba Santa.

Esta Hoja Santa (Eriodiction californicum) tiene propiedades que la convierten en un buen remedio contra la bronquitis, tos y rebaja de procesos febriles, si bien crece exclusivamente en California y algunas zonas de Oregón. Por el contrario, la forma glicosidada del eriodictyol se denomina eriocitrin, y es abundante en limones (zumo, piel y semillas) e infusiones de menta. En concreto, un litro de zumo de limón contiene unos 200 mg de eriocitrin y de hesperidin, además de otras sustancias beneficiosas (naringin, tangeretin, diosmin, nobiletin, luteolin, etc) con propiedades antivirales y antiinflamatorias. Tras la ingesta, estas sustancias se absorben parcialmente por el organismo, si bien las formas glicosadas pueden ser deglicosidadas gracias a la actividad de la flora intestinal.

El proyecto planteado propone, en línea con lo anterior, el uso y consumo de cítricos (limones, naranjas, mandarinas, pomelos, lima…), no solo por su alto contenido en vitamina C que refuerza el sistema inmunitario innato, sino, sobre todo, por sus múltiples sustancias (derivados flavonoides) con capacidad de inhibir la unión del virus al receptor ACE2, inhibir otras proteínas víricas o reducir la tormenta de citoquinas en pacientes más graves. Todos esos datos han sido avalados por publicaciones científicas previas de grupos independientes bien in silico, in vitro o in vivo. Los datos preliminares, por otro lado, apuntan a la seguridad de la propuesta presentada. Prueba de ello es que países como Alemania, locomotora de la UE, está comprando numerosos productos cítricos y de colores en estos días.

García Quintanilla argumenta que esta solución profiláctica, basada en el consumo de dichos cítricos, puede resultar particularmente útil en poblaciones vulnerables como residencias de ancianos, personal sanitario y operarios expuestos al público o al virus (personal de limpieza, cajeros, fuerzas del orden, etc…) puesto que al bloquear la entrada del patógeno, estos compuestos reducirían el riesgo de infección de la población general, favoreciendo una disminución en la transmisión y el número de casos, contribuyendo también a reducir el colapso del sistema sanitario, uniéndose así a las medidas adoptadas para el control de la enfermedad (cubrirse al toser, lavarse las manos, mantener distanciamiento social, etc).

De manera complementaria a lo anterior, el consumo de frutos rojos, morados y azules como la fresa, zarzamora, frambuesa, arándano, uva o ciruela contribuiría a reducir también la expresión del otro receptor del virus, la proteína CD147 descubierta recientemente por investigadores chinos, gracias a la presencia de sustancias naturales como el resveratrol o proantocianidinas.

En la línea de lo expuesto anteriormente, el proyecto propone evaluar la capacidad profiláctica que pueda suponer el consumo de estos alimentos y la de los derivados enriquecidos de los mismos. El uso de esos derivados podría ser también un eficaz suplemento natural a otros tratamientos eficaces, como los basados en compuestos como la hidroxicloroquina, que en estos momentos empieza a escasear por la alta demanda. Siendo España e Italia países altamente afectados por el CoVID-19 y, al mismo tiempo, grandes productores de cítricos y bayas a nivel mundial, el impacto puede resultar altamente positivo con un coste económico significativamente bajo. Por otro lado, el fomento del consumo de alimentos habituales en la dieta mediterránea, como son los cítricos, cuenta con la ventaja añadida de que no precisa de ningún procedimiento de ensayo ni aprobación, como sí debe hacerse con los medicamentos de nueva creación.

Dada la situación de emergencia en todo el territorio nacional por la magnitud de la pandemia, con decenas de miles de contagios y fallecimientos, y ante la posible utilidad pública de la idea propuesta en dicho proyecto, García Quintanilla valora el hecho positivo de la facilidad de su implementación, ya que puede ser extremadamente útil para la población en general, desde un punto de vista profiláctico. “Se trata de una medida muy económica y sencilla de implementar, que puede llevarse a cabo fomentando el consumo de cítricos naturales, o bien fabricando y distribuyendo en grandes cantidades derivados enriquecidos en dichas sustancias”, si bien matiza que “esto no debería provocar un consumo compulsivo de estos frutos ni dar una falsa sensación de inmunidad al virus, pero si contribuir a poner el listón más alto para no infectarnos”.

A la espera de conocer si su proyecto está entre los elegidos para que España logre vencer a un enemigo invisible tan esquivo como fulminante, el profesor García Quintanilla lanza un consejo a la población llevado por la enorme preocupación: “Por favor, ingieran cítricos y frutos rojos, les mantendrá más fuertes”.

Fuente: Diario de Sevilla.