«Está siendo una historia completamente diferente en comparación con el primer confinamiento», dice Giovanni Scavo, director comercial de la cooperativa italiana Girasole Soc. Coop., describiendo la situación actual a la que se enfrentan los productores de frutas y hortalizas.
«El prolongado estado de crisis y los confinamientos intermitentes han deprimido el mercado. Los consumidores, de hecho, han visto disminuir su poder adquisitivo. Los ingresos disponibles de las familias, después de meses y meses de crisis, prácticamente han desaparecido. La gente tiene más miedo, quiere ahorrar y, en consecuencia, está menos inclinada al consumo”.
A esto hay que sumar la baja actividad del sector horeca y la ausencia de mercados semanales por las medidas anti-COVID. «Incluso si el comercio retail especializado se mantiene estable, el comercio tradicional está sufriendo, especialmente aquí en Sicilia, donde la situación ha empeorado mucho después de las vacaciones de verano, y donde la nueva ola de coronavirus ha abrumado a la población en estos últimos meses», explica Giovanni Scavo.
Por otro lado, se observa una tendencia de aumento de ventas en los supermercados, que está siendo el paracaídas para muchas empresas, aunque los precios pagados y la comercialización bajo las marcas blancas de los grandes supermercados no ayudan al aumento de la facturación de las pequeñas y medianas empresas del sector. La dificultad de los productores para organizarse y emprender acciones conjuntas, como no malvender las naranjas y mantener competitivos los precios, genera efectos negativos en la comercialización.
«Si bien el objetivo primordial del marketing es crear confianza en un producto, el anonimato que exige la gran distribución muchas veces no pone el foco sobre la calidad de los productos, ni sobre su historia, y ese es precisamente el valor añadido que hay detrás de cada empresa de producción individual», subraya el jefe de producción Mario Trípoli. “Nosotros, a diferencia de la tendencia, apostamos de lleno por nuestra marca. De hecho, en estos meses hemos decidido fortalecer nuestra comunicación y las dos marcas bajo las que comercializamos nuestros productos en Italia y en el extranjero: Felicia y Donna Rosa».
La cooperativa presenta un nuevo logo, un nuevo packaging, un nuevo sitio web, un nuevo impulso en las redes sociales con un renovado diseño gráfico y muchos nuevos proyectos para agregar «contenido» a los productos y hacer que los históricos envoltorios hablen de la tradición y del alma de la empresa (delicadas láminas tradicionalmente utilizadas para envolver cada cítrico individualmente, con dibujos, eslóganes y la marca, Ed.).
«Creemos que, hoy más que nunca, es necesario transmitir los conceptos relacionados con la historia de las familias, el territorio y el producto», continúa el presidente de la cooperativa, Carmelo Trípoli. «Transmitir una emoción se vuelve fundamental para crear alrededor de la marca un universo de valores que la distinga y para alimentar en el consumidor, también en los mercados exteriores, una cierta percepción del producto».
«Una naranja de calidad siempre logra sobresalir y siempre se defiende, incluso en el mercado mundial», agrega Scavo. «En este período estamos exportando nuestros cítricos principalmente a Alemania, donde trabajamos con tres grandes cadenas de distribución, y a los países bálticos. Todos los días recibimos felicitaciones por nuestras naranjas sanguinas, muy apreciadas por su sabor y color, que recuerda al Etna, símbolo de nuestra tierra».
Este proceso de internacionalización también ha sido impulsado por el mal tiempo en España, ya que ha interrumpido algunas rutas comerciales y remodelado los pedidos.
«En este momento, hay más demanda que oferta, por lo que nos apresuramos a finalizar las labores en el campo y garantizar las entregas. El sabor es excelente, al igual que la vida útil y las propiedades nutricionales. Es hora de cosechar», concluye Scavo. Y, por tanto, también es hora de degustar las mejores frutas que Sicilia puede ofrecer.
Fuente: Freshplaza.